Los jóvenes se forman en conocimientos técnicos de una profesión y trabajan habilidades como la responsabilidad, el trabajo en equipo, y muchas más.
A través de un contrato de trabajo y con la condición de comprometerse en un proceso laboral o formativo tienen su primera experiencia en el mundo laboral.
Durante el proceso, los jóvenes adquieren seguridad en sí mismos, mejoran su autoestima y confían en sus capacidades para preparar su futuro.